martes, 24 de septiembre de 2013

La CRUZ para el Cristiano

        
        Cuando de pequeños, en el día de nuestra comunión, nos regalan esa cruz que con cariño desean vernos puesta en el pecho o acercándonos a los actos que en nuestra Hermandad dan culto a la Santa Cruz, aparece instantáneamente la cuestión de si somos conocedores o no realmente del valor y significado que conlleva llevar con uno mismo tal detalle o lo que significa este símbolo. Lo normal, es que si se pregunta sobre la cruz, la respuesta defina: donde el Señor fue crucificado, y murió. A lo largo de nuestra vida tenemos presente en nuestro día a día este símbolo, sabemos que es importante, sí, pero.. ¿ Conocemos el mensaje real? ¿ Qué es la cruz además del madero cofrade y popular o el saludo ante el Santísimo?

El que quiera seguirme, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame...”                                          Marcos 8,34


Dios, entregó la vida de su hijo para redimir nuestros pecados, exponiendo la mayor expresión del amor por nosotros, por lo que estamos ante un símbolo de salvación, y no muerte. Por ello, los cristianos, debemos ser reflejo de esa entrega, alimentando siempre que la cruz no se inventó, sino que se avivó el valor para soportarla. Ha de ser la bandera de los elegidos ante la fe de Cristo, ante la máxima explosión del sentimiento puro y verdadero, haciendo de la piedras que nos encontremos un camino hacia el cielo. La cruz realiza una llamada suprema de lo mejor que hay en el hombre, y se alza como la prueba más elevada ante un servicio desinteresado. Es una devoción suprema sobre quien la amó y abrazó durante sus últimos alientos y sobrevive como donación de una vida al servicio de un sentimiento incondicional. Toda esta visión nos guiará e inspirará para seguir la sombra y no perder el sentido de que la palabra de Jesús lucha por no separarse jamás de nuestro lado.


MOISÉS MANGAS
Componente AM