En un rincón allá arriba, entre apagada luz de estrella,
existe una manera especial de rezar al Señor, de guardar cada último verso
transmitido en la etapa anterior, de ver y pertenecer a la vida pero desde una
pequeña distancia. Cuando nuestra música siente la constante necesidad de
transmitir y recordar lo que hemos sido para no olvidar nunca lo que somos, se
abre paso tímidamente esa melodía que inunda el seno de nuestra cofradía, siendo
transformada en ramo de rosas, y sus pétalos desvanecen el canto callado que
avisa a la noche oscura. Nunca debemos dejar de apreciar lo que como miembros de esta formación aprendemos y
vivimos intensamente, y cada momento que pudiendo ser mejor alguna nueva vez
merece ser guardado en nuestros corazones porque ya no volverá. Siendo este un
apartado para hablar de marchas, esta vez la música hablará por si sola como
cada Jueves Santo. Mientras, desde aquí mandamos un inmenso abrazo a todas
aquellas personas partícipes del paso de los años en nuestra cofradía y hoy
Dios Guarda en su Cielo.
Texto MOISÉS MANGAS
Montaje de vídeo ALBERTO FERNÁNDEZ
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